Música

LA CANCIÓN VASCA: POP, ROCK, FOLK

La canción vasca pone voz al mundo. La música es uno de los sectores más dinámicos de la cultura vasca. Constantemente se están creando nuevos grupos, grabando y colgando discos en plataformas digitales, pero también organizando conciertos en salas, casas de cultura, gaztetxes o bares del País Vasco. La canción vasca es tan diversa que hoy en día casi todos los estilos cantan en euskera. Nuevas generaciones de músicos salidos de las escuelas de música y conservatorios se unen a músicos veteranos a quienes la experiencia les ha enseñado el oficio. Hay una red sólida de estudios de grabación y técnicos de sonido de renombre; tanto es así, que si bien antes muchos músicos vascos grababan afuera, ahora son músicos de afuera los que vienen a grabar aquí. Nuestra música folk, pop y rock ha servido para casi todo: para la lírica y para las reivindicaciones sociales y políticas, para el entretenimiento y para el compromiso, para la recuperación de viejas tradiciones y para la creación de nuevas.

En 1961 Mixel Labegerie publicó sus canciones grabadas en un magnetofón. Fue el inicio de la música moderna vasca. Una de las novedades que Labegerie aportó fue tocar la guitarra española. El otro gran cambio fue que el suyo fue un canto de protesta contra la negación de la identidad vasca. En tercer lugar, todas las canciones fueron creadas por el propio Labegerie, tanto letras como melodías. El camino emprendido por Labegerie fue ampliado y reforzado por Ez dok Amairu en 1965. Aquel grupo al que el escultor Jorge Oteiza dio nombre, más que un grupo fue un colectivo que, además de cantantes y músicos, también acogió a escritores, artistas y bailarines. En los espectáculos unieron distintas disciplinas artísticas como el canto, la danza, la txalaparta (instrumento de percusión) y la poesía. Entre 1965 y 1972, Ez dok Amairu renovó el cancionero popular a la vez que tomó influencias externas para crear nuevas canciones. Algunos de los artistas de ese colectivo fueron Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Lourdes Iriondo, Xabier Lete, Joxean Artze y Jose Anjel Irigarai. La época de la canción protesta, al final de la dictadura, dio algunas de las canciones más memorables de la música vasca. Pantxoa eta Peio, Gorka Knorr, Imanol Larzabal, Gonzal Mendibil y Maite Idirin fueron los cantautores más relevantes.

El comienzo del rock vasco está estrechamente unido a Niko Etxart y el grupo Errobi. Con el tiempo los grupos tomaron el lugar de los cantautores. A las melodías tradicionales se sumaron el rock sinfónico y el folk inglés; Itoiz fue un grupo imprescindible, Oskorri lo fue en el ámbito del folk. Ruper Ordorika comenzó su carrera en los años posteriores al fin de la dictadura, fue miembro de Pott banda, un grupo fundamental en la historia de la literatura vasca. Con Ordorika, Fermin Muguruza, Gari, Anari, Jabier Muguruza, Petti y Rafa Rueda son algunos de los cantantes solistas más relevantes de la canción vasca actual. En la década de 1980, en el contexto de una profunda crisis económica y social, aumentó el inconformismo, que unido a las ondas del movimiento punk que llegaban desde Londres, provocó un cambio en el panorama musical vasco. Nacieron grupos punk, ska, reggae y hardcore. La mayoría cantaron en castellano: La Polla Records, Eskorbuto, Barricada y Kortatu al principio; Hertzainak, Zarama y, más tarde Kortatu, cantaron en euskera. Rock Radikal Vasco es el nombre con el que se conoce aquel movimiento. En el ámbito de la música folk, el músico e investigador Juan Mari Beltran ya estaba trabajando para recuperar la música popular vasca.

Los hermanos Fermin e Iñigo Muguruza, que venían de Kortatu, formaron en la década de 1990 el grupo Negu Gorriak y con él incorporaron la música y cultura hip hop a la lengua vasca. La escena musical vasca era cada vez más diversa, en ella cabían todos los estilos. Ama Say, BAP!!, Beti Mugan, Dut, Sorotan Bele o Zazpi Eskale son solo algunos de los grupos de la época. La música heavy y el metal llegaron de la mano de Su Ta Gar y la trikitixa gozó de gran éxito, Joseba Tapia y Kepa Junkera fueron dos de los grandes artífices de ese éxito. La autoproducción es el fenómeno más relevante de los últimos años. La escena de la música vasca actual no es homogénea, es diversa y está llena de pequeños escenarios. El rap y la música urbana están en boga y Glaukoma, 2zio, Aneguria, La Basu y La Furia están cantando en euskera. Mursego, Amorante, Joseba Irazoki, Maite Larburu e Ibon RG son la vanguardia de la música experimental. En la música electrónica destacan Delorean y Anita Parker. Entre los grupos de guitarra eléctrica Berri Txarrak ha sido un referente indiscutible, también Zea Mays, Lisabö y Willis Drumond. En el pop y el rock, Ken Zazpi, Bide Ertzean, Rafa Rueda, Belako e Izaki gardenak. En la música folk, Oreka TX, Korrontzi y Kalakan.

Al año se editan cerca de 200 trabajos en euskera en soporte físico y digital, sobre todo son CDs, pero el LP está volviendo con fuerza. El dato lo recoge badok.eusportal de la música vasca.

MÚSICA CLÁSICA

Los y las compositoras e intérpretes vascas colman el mundo de música. La música clásica vasca ha dado figuras de renombre internacional en el pasado y sigue dándolas en el presente. Maurice Ravel es sin duda uno de los grandes compositores de origen vasco. Ravel representa una de las tendencias comunes a muchos compositores vascos: trabajan fuera del País Vasco, lo hacen en otros idiomas, pero jamás olvidan su identidad vasca. Masas corales, solistas y grupos instrumentales completan el mapa de la música clásica o erudita vasca cuya importancia quedó patente en 1982, cuando tras solo dos años después de formarse el primer Gobierno Vasco, crearon Euskadiko Orkestra. Musikene es el conservatorio superior de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia, en Nafarroa el Conservatorio Pablo Sarasate y en Iparralde, el Conservatorio Maurice Ravel.

Con la Ilustración, con la mirada puesta en Europa y sobre todo en Francia, comenzaron los intentos por modernizar la música clásica vasca. La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País fue la base de este movimiento y desarrolló, no sin oposición, una intensa actividad musical desvinculada de lo religioso. En aquel ambiente surgió la figura del compositor Juan Crisóstomo Arriaga quien compuso su primera obra a los once años. Su muerte prematura sin cumplir los veinte años privó a la música vasca de una figura excepcional. En el ambiente musical madrileño de finales del XVIII destacaron dos músicos de origen vasco: Hilarión Eslava y Blas de Laserna. El primero marcó la transición en la música española de los usos religiosos al patronazgo profano. El segundo fue el gran maestro de la tonadilla escénica. A fines del siglo XIX surgen en buena parte de Europa las llamadas escuelas nacionalistas, que buscan integrar las tradiciones musicales de cada pueblo dentro de la música erudita. En el caso vasco, esos elementos serán el zortziko, que se identifica de la mano de José María Iparragirre y, en mucha menor medida, la jota. A principios del siglo XX hubo el intento de elaborar una ópera nacional en euskera, pero este proyecto se vio eclipsado por el éxito de la zarzuela en castellano. Las zarzuelas de Jesús Guridi y Pablo Sorozabal tuvieron un gran éxito. Mientras, Jose Antonio Zulaika Aita Donostia despuntaba en la investigación de la música vasca.

Después de la guerra civil el propio Guridi y Francisco Escudero, Karmelo Bernaola y Antton Larrauri fueron los compositores más relevantes. En la actualidad, Agustín González Acilu es uno de los compositores más relevantes del panorama contemporáneo vasco. Con todo, la figura más conocida a nivel internacional de la composición musical vasca, no cabe duda, es Luis de Pablo. La continua experimentación es una característica común a ambos. En las generaciones posteriores Zuriñe Fernández Gerenabarrena, discípula de Bernaola, brilla con luz propia. Igual que Bernaola ha compuesto para el cine. En ese ámbito, el trabajo de Angel Illarramendi y Alberto Iglesias es imprescindible.

La actividad orfeonística es la que se ha considerado más ligada al pueblo vasco, tanto dentro como fuera de sus fronteras, y puede afirmarse que a día de hoy algunas de las masas corales vascas siguen estando entre las mejores de su tipo en todo el mundo. El Orfeón Pamplonés, el Donostiarra, el Tolosano y el de la Sociedad Coral de Bilbao son algunos de los más importantes. Sin embargo, el número de grupos corales es elevado, hasta los pueblos más pequeños cuentan con su propia agrupación. Todos ellos están reunidos en la Confederación de Coros del País Vasco. Entre los solistas, la voz de Julián Gayarre es una de las más importantes que ha dado la música vasca. Hoy en día, la soprano Ainhoa Arteta, es la voz más internacional y, junto a ella, destacan la soprano María Bayo, el contratenor Carlos Mena y el tenor Andeka Gorrotxategi. Euskadiko Orkestra es la institución musical más importante del País Vasco y con la Orquesta Pablo Sarasate de Nafarroa realizan una gran labor pedagógica con los niños. Las bandas de música tienen un fuerte arraigo en la cultura vasca; las bandas de txistularis son exclusivas del País Vasco.

Nicanor Zabaleta fue el mejor arpista del siglo XX. Joaquín Achucarro es hoy día el pianista más relevante. Otros intérpretes destacados son: Ricardo Odriozola (violinista), Asier Polo (chelista), Josetxu Obregon y Alfonso Gómez (pianistas) e Igor Silguiero (saxofonista). Entre los directores de orquesta Juanjo Mena e Inma Shara son los más internacionales.

Karlos Sánchez Ekiza

Profesor de la Historia de la Música en la universidad del País Vasco.

Jon Eskisabel

Periodista cultural de Berria y fundador de la plataforma badok.eus